04/04/2013 7:53:00
El primer capítulo de la versión chilena de Queer eye for the straight guy, donde cuatro gays le dan “estilo” a un hombre heterosexual, marcó sólo 8 puntos de rating online prácticamente a lo largo de toda su emisión
![Foto Nota]()
Un mal debut tuvo anoche el programa Ojo con Clase de Mega, -la versión chilena de la exitosa producción estadounidense Queer eye for the straight guy-, logrando marcar sólo 8 puntos de rating online prácticamente a lo largo de toda su emisión, y situándose en el tercer lugar de la sintonía. La franquicia se basa en un grupo de 4 gays expertos en moda, decoración, estilismo y gastronomía, quienes desde sus especialidades, ayudan a un varón heterosexual a dar un giro en su vida y reencantar a su pareja. En su primer capítulo el asesorado fue Mario Urrutia, un padre de familia a quien sometieron a un completo tratamiento de belleza, le compraron ropa, redecoraron su casa y le enseñaron a cocinar, además de darle las herramientas para “creerse el cuento” y "cuidarse a sí mismo". Luego aplicó lo aprendido en una romántica cita con su esposa, con la que dejó, tanto a ella como a los 4 especialistas, gratamente sorprendidos.
El primer capítulo de la versión chilena de Queer eye for the straight guy, donde cuatro gays le dan “estilo” a un hombre heterosexual, marcó sólo 8 puntos de rating online prácticamente a lo largo de toda su emisión
Un mal debut tuvo anoche el programa Ojo con Clase de Mega, -la versión chilena de la exitosa producción estadounidense Queer eye for the straight guy-, logrando marcar sólo 8 puntos de rating online prácticamente a lo largo de toda su emisión, y situándose en el tercer lugar de la sintonía. La franquicia se basa en un grupo de 4 gays expertos en moda, decoración, estilismo y gastronomía, quienes desde sus especialidades, ayudan a un varón heterosexual a dar un giro en su vida y reencantar a su pareja. En su primer capítulo el asesorado fue Mario Urrutia, un padre de familia a quien sometieron a un completo tratamiento de belleza, le compraron ropa, redecoraron su casa y le enseñaron a cocinar, además de darle las herramientas para “creerse el cuento” y "cuidarse a sí mismo". Luego aplicó lo aprendido en una romántica cita con su esposa, con la que dejó, tanto a ella como a los 4 especialistas, gratamente sorprendidos.