29/10/2014 8:00:00
Eduardo Guillermo Bonvallet estuvo en La Red y le dedicó un mínimo espacio al fútbol. No tenía su famosa pizarra, tampoco mucho de su estilo directo y confrontacional. Esta vez el comentarista deportivo abrió su corazón, contó sobre el cáncer que ya superó y del amor que profesa por sus hijos.
Está de vuelta "el Gurú". Saca frases incendiarias cada cierto tiempo en la entrevista que le hizo Jean-Philippe Cretton en "Mentiras verdaderas" de La Red, pero ahora lo suyo va por el lado de la sabiduría. Es lo que pasa cuando se viven situaciones extremas, dolores horrorosos como el cáncer gástrico que lo tuvo cuatro años en quimioterapia. Le llamaba "El tigre" y cuenta que lo único que lo hizo salir de ahí fueron sus hijos chicos. "Hay que planear un sistema táctico para todo. Mi padre me enseñó a jugar ajedrez a los cuatro años. Sé cómo atacar y cómo defenderme", cuenta con evidente emoción en sus ojos. Sobre todo el momento en que la morfina ya no le hacía nada y escucha a los médicos que discutían si darle demerol o no. "Eso que le gustaba tanto a Michael Jackson. Ahora entiendo por qué. La paz que sentí fue infinita", contó el comentarista deportivo que minutos antes le había agarrado con fuerza las manos al doctor de turno y le preguntaba si iba a morir. Poco después descubrieron que tenía septicemia. En la entrevista se nos reveló un Bonvallet que le gusta la soledad y la música. "Corro para estar solo", confesó. Y también su lado más amoroso: hace pocos días atrás tomó su auto y fue a darle un beso a sus hijos. "Hice salir a uno de la sala de clases, le di un beso y me fui al casino a buscar a mi hija para hacer lo mismo. Pesqué el auto y me fui de vuelta". Ese es un padre presente y conectado con sus emociones. Amado por unos, odiado por otros, con Bonvallet no hay términos medios. Pero en esta entrevista se le vio frágil, arrastrando la voz y con unas ganas incontenibles de ir al baño. "¿No tenís ningún auspiciador que anunciar?", le preguntaba al conductor de La Red para hacer tiempo y poder ir al inodoro. Así que Cretton no tuvo otra salida que rellenar mientras "El Gurú" vaciaba sus líquidos. Luego vino la comentada entrevista que le hizo a Pinochet en 1997. Aunque dejó claro que él es genio y que los genios no entrevistan, también dejó clara su persistencia: un año persiguió al "general" para lograr su objetivo. Pero a pesar de frases como "al enemigo hay que conocerlo" o que al ver a Pinochet junto a su mujer Lucía Hiriart fue como si se le apareciera el diablo con Mefistófeles, no hubo mayor comentario sobre este encuentro. Es que Bonvallet viene de vuelta. Está más tranquilo, menos mordaz, con una enfermedad a cuestas. Y es que así es la sabiduría.
Eduardo Guillermo Bonvallet estuvo en La Red y le dedicó un mínimo espacio al fútbol. No tenía su famosa pizarra, tampoco mucho de su estilo directo y confrontacional. Esta vez el comentarista deportivo abrió su corazón, contó sobre el cáncer que ya superó y del amor que profesa por sus hijos.
Está de vuelta "el Gurú". Saca frases incendiarias cada cierto tiempo en la entrevista que le hizo Jean-Philippe Cretton en "Mentiras verdaderas" de La Red, pero ahora lo suyo va por el lado de la sabiduría. Es lo que pasa cuando se viven situaciones extremas, dolores horrorosos como el cáncer gástrico que lo tuvo cuatro años en quimioterapia. Le llamaba "El tigre" y cuenta que lo único que lo hizo salir de ahí fueron sus hijos chicos. "Hay que planear un sistema táctico para todo. Mi padre me enseñó a jugar ajedrez a los cuatro años. Sé cómo atacar y cómo defenderme", cuenta con evidente emoción en sus ojos. Sobre todo el momento en que la morfina ya no le hacía nada y escucha a los médicos que discutían si darle demerol o no. "Eso que le gustaba tanto a Michael Jackson. Ahora entiendo por qué. La paz que sentí fue infinita", contó el comentarista deportivo que minutos antes le había agarrado con fuerza las manos al doctor de turno y le preguntaba si iba a morir. Poco después descubrieron que tenía septicemia. En la entrevista se nos reveló un Bonvallet que le gusta la soledad y la música. "Corro para estar solo", confesó. Y también su lado más amoroso: hace pocos días atrás tomó su auto y fue a darle un beso a sus hijos. "Hice salir a uno de la sala de clases, le di un beso y me fui al casino a buscar a mi hija para hacer lo mismo. Pesqué el auto y me fui de vuelta". Ese es un padre presente y conectado con sus emociones. Amado por unos, odiado por otros, con Bonvallet no hay términos medios. Pero en esta entrevista se le vio frágil, arrastrando la voz y con unas ganas incontenibles de ir al baño. "¿No tenís ningún auspiciador que anunciar?", le preguntaba al conductor de La Red para hacer tiempo y poder ir al inodoro. Así que Cretton no tuvo otra salida que rellenar mientras "El Gurú" vaciaba sus líquidos. Luego vino la comentada entrevista que le hizo a Pinochet en 1997. Aunque dejó claro que él es genio y que los genios no entrevistan, también dejó clara su persistencia: un año persiguió al "general" para lograr su objetivo. Pero a pesar de frases como "al enemigo hay que conocerlo" o que al ver a Pinochet junto a su mujer Lucía Hiriart fue como si se le apareciera el diablo con Mefistófeles, no hubo mayor comentario sobre este encuentro. Es que Bonvallet viene de vuelta. Está más tranquilo, menos mordaz, con una enfermedad a cuestas. Y es que así es la sabiduría.