17/04/2014 14:36:50
En una entrevista sincera, la vedette y comediante abrió su corazón con Álvaro Escobar en Más Vale Tarde, de Mega. Sus pérdidas, sus malos amores, la han hecho sentir miedo al abandono.
La Tocco está mejor que antes. Con un entallado vestido de estampado abstracto similar al plumaje de un pavo real, unos tacos plateados y el pelo largo y castaño, ella hace lo que quiere. Todavía. A sus cincuentaysiempre. Es vedette, pero de las pocas que puede además hacer un monólogo picarón con naturalidad y desplante, sacando risas. Y es, como buena argentina, una conversadora de esas que se sienta frente a ti y te habla sin parar, te cuenta todo, con detalles, ejemplos. Te atrapa y seduce y se convierte rápidamente en tu mejor amiga. “Soy una geisha. Soy patológicamente geisha con mi hijo (…) Ser madre es lo más importante en ese minuto de mi vida. Y lo sigue siendo. A veces uno espera lo ideal y, a veces, eso puede dilatarse mucho, porque no existe. Lo que menos me interesaba era que mi cuerpo cambiara. Yo pensé que iba a terminar como un barril, porque no tengo un cuerpo fibroso, y pensé que iba a quedar echa mierda. Yo sé quién soy. Entonces digo: ‘voy a esperar la madurez, no la cronológica, sino que la seguridad y la autonomía para saber que me iba a poder entregar a eso, a un niño’ ”, explica la Tocco sobre su maternidad tardía. Y da detalles de las que son sus trancas: “Yo trato de ser una mujer feliz, con las parejas, con mi hijo. Tuve la oportunidad de hacer una terapia con Marco Antonio de la Parra. Y él me dijo una cosa que nunca voy a olvidar y la quiero comentar porque por ahí nos puede servir a todos: ‘Cristina, tu problema es que eres una romántica y pones a todos en el mismo tintero: ‘La gente es buena y yo también y todos nos queremos. Y acá va mi hijo, acá va la gente de trabajo, la empleada que uno puede tener’. Y me dice que eso no es así. Cada cosa tiene un contrato virtual. Y yo parece que vivo en un grado de inmadurez patológica y quiero ser feliz. Y parece que no es tan así”. La despampanante y arrolladora mujer que muestra en el escenario se vuelve un cachorro desprotegido cuando habla de su intimidad: “Yo siempre apuesto por el amor. Porque todos podamos vivir mejor. A veces uno no tiene solucionados ciertas cosas, y bueno, hay que trabajar las bases. Y hay cosas en mis bases que todavía no están trabajadas. Soy una mujer insegura, aunque nadie me lo crea. Yo sé que mi personaje es distinto. Pero soy una mujer insegura y tengo miedo a la pérdida y hay cosas que no afronto porque tengo miedo a perder. Arriesgo en algunas cosas, pero en el plano íntimo me cuesta más. La gente que ha sufrido pérdidas tiene miedo de seguir perdiendo. El papá, la mamá, dos hijos… y no quiero sufrir más. Es miedo al abandono. Porque ya tienes el registro. Alguien me dijo: ‘el que se quema con leche, ve una vaca otra vez y llora’. Prefiero abandonar acá, y no ser yo después la victima del abandono. Soy inmensamente frágil en lo afectivo’ ”. El siempre acertivo Alvarito le contrapregunta: “¿Qué pierdes si te muestras frágil?” Ella se sorprende: “¡Qué bueno lo que me dijiste! ¿No querés ser mi terapeuta? Primera vez que alguien me lee desde ese lugar. Yo creo que porque me desmitifico. Estúpidas vanidades inconscientes. Desmitificarte afecta la vanidad también”.
En una entrevista sincera, la vedette y comediante abrió su corazón con Álvaro Escobar en Más Vale Tarde, de Mega. Sus pérdidas, sus malos amores, la han hecho sentir miedo al abandono.
La Tocco está mejor que antes. Con un entallado vestido de estampado abstracto similar al plumaje de un pavo real, unos tacos plateados y el pelo largo y castaño, ella hace lo que quiere. Todavía. A sus cincuentaysiempre. Es vedette, pero de las pocas que puede además hacer un monólogo picarón con naturalidad y desplante, sacando risas. Y es, como buena argentina, una conversadora de esas que se sienta frente a ti y te habla sin parar, te cuenta todo, con detalles, ejemplos. Te atrapa y seduce y se convierte rápidamente en tu mejor amiga. “Soy una geisha. Soy patológicamente geisha con mi hijo (…) Ser madre es lo más importante en ese minuto de mi vida. Y lo sigue siendo. A veces uno espera lo ideal y, a veces, eso puede dilatarse mucho, porque no existe. Lo que menos me interesaba era que mi cuerpo cambiara. Yo pensé que iba a terminar como un barril, porque no tengo un cuerpo fibroso, y pensé que iba a quedar echa mierda. Yo sé quién soy. Entonces digo: ‘voy a esperar la madurez, no la cronológica, sino que la seguridad y la autonomía para saber que me iba a poder entregar a eso, a un niño’ ”, explica la Tocco sobre su maternidad tardía. Y da detalles de las que son sus trancas: “Yo trato de ser una mujer feliz, con las parejas, con mi hijo. Tuve la oportunidad de hacer una terapia con Marco Antonio de la Parra. Y él me dijo una cosa que nunca voy a olvidar y la quiero comentar porque por ahí nos puede servir a todos: ‘Cristina, tu problema es que eres una romántica y pones a todos en el mismo tintero: ‘La gente es buena y yo también y todos nos queremos. Y acá va mi hijo, acá va la gente de trabajo, la empleada que uno puede tener’. Y me dice que eso no es así. Cada cosa tiene un contrato virtual. Y yo parece que vivo en un grado de inmadurez patológica y quiero ser feliz. Y parece que no es tan así”. La despampanante y arrolladora mujer que muestra en el escenario se vuelve un cachorro desprotegido cuando habla de su intimidad: “Yo siempre apuesto por el amor. Porque todos podamos vivir mejor. A veces uno no tiene solucionados ciertas cosas, y bueno, hay que trabajar las bases. Y hay cosas en mis bases que todavía no están trabajadas. Soy una mujer insegura, aunque nadie me lo crea. Yo sé que mi personaje es distinto. Pero soy una mujer insegura y tengo miedo a la pérdida y hay cosas que no afronto porque tengo miedo a perder. Arriesgo en algunas cosas, pero en el plano íntimo me cuesta más. La gente que ha sufrido pérdidas tiene miedo de seguir perdiendo. El papá, la mamá, dos hijos… y no quiero sufrir más. Es miedo al abandono. Porque ya tienes el registro. Alguien me dijo: ‘el que se quema con leche, ve una vaca otra vez y llora’. Prefiero abandonar acá, y no ser yo después la victima del abandono. Soy inmensamente frágil en lo afectivo’ ”. El siempre acertivo Alvarito le contrapregunta: “¿Qué pierdes si te muestras frágil?” Ella se sorprende: “¡Qué bueno lo que me dijiste! ¿No querés ser mi terapeuta? Primera vez que alguien me lee desde ese lugar. Yo creo que porque me desmitifico. Estúpidas vanidades inconscientes. Desmitificarte afecta la vanidad también”.